Padua y Venecia

En nuestro camino hacia Eslovenia paramos en Padua sólo para comer, lo justo para dar un paseo por los alrededores de la Basílica del Santo (S.Antonio de Pádua) y llegar hasta las piazzas delle Erbe y della Frutta, separadas por Palazzo della Ragioni y a la monumental piazza dei Signori con su reloj astronómico. 
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Como Padua no era nuestro destino no le dedicamos más de una hora de paseo mientras nos tomábamos un helado de postre pero creo que se merece mucho más. No visitamos el interior de ningún edificio y por las fotos que he visto en Google hay algunos que merecen mucho la pena pero es lo que tiene escoger una bonita ciudad para parar a comer cuando uno va en ruta.

Desde allí nos dirigimos al Camping Fusina, en la Laguna de Venecia donde hemos reservado un mobilhome a través de booking para pasar la noche.

Desde el camping salen vaporetos cada hora que te dejan prácticamente a los pies del puente de la Academia. Aunque Venecia vuelve a ser una ciudad de paso en nuestra ruta hacia Eslovenia, a ésta le dedicamos toda una tarde; paseamos hasta el puente de Rialto, jugamos con las palomas en San Marco, vamos a Misa al Duomo que es domingo y así lo visitamos, nos hacemos fotos en el puente de los suspiros y comemos helados mientras vemos pasar las góndolas por los pequeños canales hasta que anochece y cogemos el último vaporeto de vuelta a nuestro mobilhome del camping Fusina.


En Venecia ya habíamos estado antes mi marido y yo, así que no nos importó adaptarnos al ritmo de los niños sin la preocupación de tener que visitarlo todo en una tarde pues esta ciudad merece ser paseada durante por lo menos un par de días.



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